Jorge Schaulsohn y prueba de drogas: «Es patético que los parlamentarios se presten a este espectáculo»
El abogado y expresidente de la Cámara de Diputados, Jorge Schaulsohn, sostiene que “nadie puede ser acusado de un delito a priori. Y obligarle a demostrar que no lo comete.
– ¿Qué opina de la prueba antidopaje que se les hace a los parlamentarios?
-Cuando yo era presidente de la Cámara se planteó la cuestión, siempre me opuse, porque me parecía una maniobra política. En 1995, parte de la derecha, utilizando este tema, intentó perjudicar a otro sector de Renovación Nacional. Y ahora la historia se repite. Creo que es un espectáculo triste lo que ofrece el Parlamento.
– ¿Cuál es su posición personal: está de acuerdo con legalizarlos?
-Realmente no estoy de acuerdo con la legalización de las drogas duras, porque creo que al final son muy dañinas y pueden agravar dolencias. Obviamente en Chile no se penaliza el uso privado y eso me parece muy bien.
Pero hay aquí una especie de destrucción de la presunción de inocencia, con una serie de consecuencias. Si te niegas a hacerte la prueba hoy, te llevarán a la comisión de ética, lo cual es completamente inconstitucional. No pueden llevarlo al comité de ética por negarse a hacer algo que no está legalmente obligado a hacer. ¿Y ahí qué? ¿Serás multado?
-¿Esta propuesta es parte de un proceso de farandulización de la política, como dijo el diputado Gonzalo Winter?
– Esto es parte de la decadencia y desprestigio del Congreso, que evidentemente es provocada por los propios parlamentarios, que se involucran en este tipo de espectáculos. En los Estados Unidos, nadie soñaría con parlamentarios que sometan a pruebas antidopaje. Porque hay una presunción de inocencia: que no estamos haciendo nada ilegal.
La verdadera fuerza impulsora detrás de esta prueba es la demagogia. Se produce el efecto rebaño, nadie quiere ser cuestionado. Esta frase absurda cobra validez: el que nada hace, nada teme. ¿No querías hacer la prueba? Es simple: ¡usas drogas!
-La idea es evitar, supuestamente, la influencia de los narcotraficantes en la política.
-Oiga, el único caso que conocemos de un político que tuvo contacto con el narcotráfico y que fue sancionado es el alcalde de San Ramón. Que nunca se hizo una prueba de drogas en su vida. De ahí viene la histeria: esa idea de que el narcotráfico va a calar en la política. A un parlamentario que fuma marihuana, si da positivo, le abren sus cuentas bancarias, para ver si hay una transacción de más de 25 millones de pesos, y para ver si se le puede vincular con el tráfico de droga. Esto es absolutamente violatorio de todas las garantías constitucionales. Es patético que los parlamentarios se presten a este espectáculo y no tengan la dignidad de resistir. Porque es un espectáculo.
-¿El consumo es parte de los derechos individuales de los parlamentarios?
-Lo que pienso es que a nadie se le puede acusar de un delito a priori. Y forzarlo a demostrar que no lo está haciendo. Porque nuestro sistema legal funciona al revés: no tienes que probar que eres inocente, es el estado el que tiene que probar que eres culpable.
-Llama la atención que aparte de la UDI Juan Antonio Coloma, hay gente de izquierda como Pamela Jiles que impulsa la medida. Algunos diputados de FA y PC se sumaron a levantar el secreto bancario.
-Sí, hay una extraña coincidencia, el Frente Amplio llegó al Congreso desacreditándolo. Y eso es parte de esta campaña. Con respecto a las asignaciones parlamentarias, por ejemplo, se dijo que los parlamentarios ganaban demasiado. Va de la mano con las drogas. Al final dibujamos el retrato de un parlamento corrupto, que se enriquece a costa de los ciudadanos, que no hace nada, y que además podría tener contactos con narcotraficantes. Para mí, ese es un enfoque bastante fascista. Son campañas de desprestigio contra las instituciones democráticas que huelen a trumpismo. Como Trump.
-Durante la campaña presidencial fue un problema, hasta Boric se hizo una prueba.
-Porque se da una psicosis, la gente cree que todos los políticos son más o menos corruptos. Puede dar sus frutos electoralmente. Además, funciona sobre los miedos de la gente, porque la gente le tiene mucho miedo al crimen. En otros países latinoamericanos, el narcotráfico ha interferido efectivamente en la política, en Colombia, en Venezuela, en Ecuador.
Entonces empieza la psicosis, es exactamente lo mismo que va a empezar aquí. Ahora bien, si los traficantes de drogas quieren jugar con los políticos, los políticos no tienen que ser consumidores de drogas para que eso suceda. El argumento es ridículo. A la persona sobornada por los narcotraficantes en el Congreso se le hará la prueba y le dará negativo. Hay otras cosas circulando, es el dinero lo que realmente pesa.
-¿Una atmósfera conservadora rodea al hemiciclo?
-La derecha conservadora y la extrema izquierda son muy parecidas. Lo que prevalece es la demagogia. Esto se ha expresado en muchos aspectos políticos en el Congreso. Durante los retiros de las AFP, también hubo una estampida demagógica. El otro día el presidente Boric dijo que estaba equivocado. No se equivocó, sino que se sumó deliberadamente a una ola demagógica y populista. Y es lo mismo.
-¿Has visto esta experiencia en otros países?
-Te puedo garantizar que en Estados Unidos no existe. Y eso no existe porque en un estado de derecho, para que una persona sea obligada a hacerse un test de drogas, por ejemplo, tiene que haber una presunción de que los está usando. También debe ser un delito, y el uso de drogas para consumo personal en Chile no lo es.
-¿Por qué está en contra de la legalización?
-Hay que distinguir. No estoy en contra de legalizar el uso de la marihuana, pero las drogas duras, sí. Absolutamente. Porque destruyen la vida de las personas. Pensar que destruirán el narcotráfico no es real.
– ¿Eso no te afectaría?
-Un poco, pero el negocio es tan grande y tan global que van a encontrar otros mercados. De hecho, en Estados Unidos, la marihuana ya está legalizada en muchos estados, y las redes de tráfico de drogas continúan operando de la misma manera. Esa no es una buena razón para legalizar las drogas duras.
Por lo demás, legalizar el uso recreativo de la marihuana no necesita ese argumento dramático de que vas a acabar con el tráfico de drogas. Es reconocer un hecho: que la gente lo usa y es mejor si lo pueden comprar legalmente. Y no es una droga con efectos tan dañinos como las drogas duras.