Las tácticas guerrilleras de la CAM en la Macrozona Sur descritas en el libro presentado en Santiago por Llaitul
La edición ampliada del libro Chem ka Rakiduam presentado este viernes por la titular de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) en un centro comunitario de Lo Hermida, Peñalolén, recupera testimonios de presuntos ataques incendiarios perpetrados por su fuerza armada, la ORT. En sus 255 páginas, describe de forma anónima cómo recopilan información de inteligencia 15 días antes de realizar los ataques, brindan informes antes de ejecutarlos, asignan roles de liderazgo, ofensivos y de retaguardia y ejecutan, en ocasiones con fusiles de guerra. También describe una dimensión religiosa de los miembros del grupo radical. Aquí hay 3 testimonios en primera persona incluidos en el texto.
Ataque con AK-47 y M-16: “Mi nombre es Koyam, soy de la ORT (Órgano de Resistencia Territorial) Goeche y voy a contar la historia del ataque a las instalaciones de las grandes empresas madereras en Pumalal”.
- “Para planear la operación, un peñi (hermano) salió a su ‘ruta’ 15 días antes del evento. Vale la pena mencionar que siempre tuvimos un plan B en caso de que las cosas salieran mal. Éramos 5 en total y todos nos preparamos física y psicológicamente”.
- “Cuando llegó el día, avisamos a las kure (señoras) para que estuvieran preparadas en caso de que nos arrestaran. Y como todos tenemos familia, también para cuidar niños y familias. Si surgía algún problema, todos estábamos listos para atacar porque teníamos buenos fierros y buenas armas: un M-16, un AK-47 y los demás con 38 y escopetas”.
- “Ese día nos vinieron a buscar a las 2 de la mañana a casa. Íbamos con frío, así que trajimos todo para subsistir: mate, kofke (pan), merkén, chocolate, una pava y carbón, porque no queríamos levantar humo para que no nos vieran. También usamos ropa militar de camuflaje.
- “Bajamos poco a poco porque nos dejaron arriba de (un) cerro para tener una buena vista (…). Los hechos se desarrollaron de la siguiente manera: bloqueamos el convoy de camiones, pedimos a los conductores que bajaran a todos. Luego, nuestro peñi comenzó a regar las máquinas mientras otros incendiaban camiones, skidders, cosechadoras, trillantas, etc. »
- “Había 12 camiones y varias máquinas forestales en total. El M-16 iba por delante y el AK-47 por detrás, tapando la espalda, mientras el otro peñi daba la vuelta (…). Dejamos el panfleto y salimos por el camino alternativo que habíamos visto para que no nos alcanzaran los pacos (policías) (…). Caminamos entre 12 y 15 horas para regresar por puro cerro. No teníamos linternas, pero conocíamos el área; era nuestra ventaja.
El enfrentamiento con los Carabinieri: “Mi nombre es Huilintraru, soy un joven lafkenche de Lleu-Lleu (…). A pesar de mis 27 años, soy uno de los forjadores de ORT Lafkenche”.
- “La dirección de la CAM nos encargó una acción de resistencia (…) Una acción de sabotaje contra el bosque Mininco, ubicado en la finca Choque, en la sierra de Nahuelbuta, a orillas del Lleu Lleu”.
- “Luego de analizar la situación, acordamos ingresar y actuar alrededor de 8 weichafe (combatientes), debido a la maquinaria y la presencia de seguridad forestal en dicha faena. Además, por nuestra seguridad, decidimos tener 2 rifles de asalto, una carabina, 2 rifles de repetición, un doble cañón calibre 16 y una escopeta simple calibre 12.
- “Debido a la escala de la acción, tuvimos que elegir una weicafe hábil, que conociera el sector, con una buena capacidad de lucha (…). Decidimos dividirnos en 2 grupos que ingresarían a la zona química (acción) en bote; uno era para entrar en bote desde la orilla sur, y el otro desde la dirección opuesta. En el primer grupo nos encargábamos de mover las tralka (armas de fuego), y el segundo se encargaría de juntar a la gente que venía de afuera. Nos encontramos en un barranco a orillas del Lleu Lleu el día antes de la chem (acción)”.
- “Cuando nos encontramos, puntualmente, nos saludamos y compartimos alimentos (…). El gerente operativo explicó la operación de manera precisa y concisa (…). Dos peñis se encargaban de la contención con los fusiles y 2 peñis con las escopetas se encargaban de romper la barrera policial e ingresar al lugar de manera ofensiva”.
- “Seguimos caminando toda la mañana, entrando a la propiedad (…). Cerca de la una de la tarde, después de caminar desde las 4 de la mañana, logramos notar que se escuchaba el trabajo y mucha maquinaria (…). Observamos la presencia de fusileros, por lo que inmediatamente procedimos a dispararles con el fusil de repetición. Al mismo tiempo, el otro peñi tenía que intentar reventar las máquinas y quemar lo más posible, entendiendo que íbamos a estar en el fuego cruzado”.
- “Se realizó el incendio de un camión y una grúa; Intentamos quemar más máquinas, pero debido a la prisa no pudieron ser incineradas. Además, hubo un enfrentamiento con un policía y tuvimos que enfrentarlo, por lo que los que estábamos destinados a quemar las máquinas también tuvimos que ponernos a cubierto para que no nos dieran balas.
- “Solo pudimos prender fuego a 4 máquinas, las demás no se incendiaron y algunas causaron daños menores. Pero de cualquier manera, la sensación era de triunfo».
El incendio del camión al amanecer: “Soy un joven lafkenche de 25 años que me crié en tierras de Arauco (…). Soy weichafe y miembro de una de las ORT que actúan bajo las directivas políticas de la CAM”.
- “Los integrantes de la ORT Huilliche hicieron un informe para una acción a realizar en su territorio y acepté participar por mi experiencia en este tipo de acciones. Este correspondía a una faena forestal que trabajaba de noche, para lo cual la forma de actuar requería de más personas para realizarla, además de posiblemente contar con protección policial.
- “Allí conocí a 4 weichaf de este territorio y observé que cada una tenía su propia historia, pero nos unía una historia común y pertenecíamos a un mismo pueblo-nación. Nos reunimos en casa de un peñi (hermano) y una lamgen (esposa) dentro de su comunidad, de donde partíamos después de compartir tanto con sus pichikeche (hijos) como con ellos”.
- “El lugar donde íbamos a realizar nuestro acto de resistencia era relativamente remoto, internado en una zona de difícil acceso, por lo que se acordaron las posiciones de todos, quiénes estarían a cargo de la acción y quiénes conocían el recorrido. Un vehículo nos llevaría a la mitad de la vía y de ahí tendríamos que caminar”.
- “Fue a fines de febrero, principios de marzo. A lo largo de los 4 peñi, tuvimos que atravesar varios bosques, cruzar barrancos, el último de los cuales no nos permitía entrar al sitio de tala en una colina desde abajo. En esta misma quebrada, y según nuestra costumbre, hacemos lellipun (oración) (…). Como suele ocurrir, recién entonces nos pusimos en actitud de combate”.
- “En dicha acción portaba un revólver calibre 38, porque había presencia de obreros y posible guardia policial, por lo que tuvimos que hacer un examen exhaustivo y silencioso de todas las obras”.
- “Después de la inspección en el sitio, pudimos ubicar diferentes máquinas a cierta distancia entre sí, así como un número desconocido de camiones de carga en ese momento y, junto a ellos, otras 2 máquinas. También nos dimos cuenta de que había no había policía en la zona, entonces acordamos con el Peñi partir por la zona alta donde había una cosechadora y un skidder”.
- “Al subir para prender fuego a los primeros artefactos, nos topamos con un camión, entonces retrocedimos para ocultar nuestra presencia (…). Tuve que proteger la integridad de los que rociaron gasolina y prendieron fuego a las máquinas, que eran 2 peñi jóvenes y ágiles. De igual manera, llevaba botellas de gasolina para abastecerlos cuando lo necesitaran. El peñi Antü tuvo que romper los vidrios y demás velar por nuestra integridad, estar pendiente de la presencia de la policía, reducir y proteger a las personas cuando sea necesario.
- “Cuando quemamos las primeras máquinas, eran alrededor de las 2 a. m. Luego trotamos de regreso a donde habíamos entrado, quemando 2 piezas más de maquinaria que estaban en el camino y luego prendiendo fuego a los camiones.
- “Llegamos al sitio agotados, sin embargo, tuvimos que sacar a los trabajadores y choferes (…). Antü y el peñi Rodrigo se encargaron de eso, mientras que el otro peñi y yo prendimos fuego a unos 6 camiones (…). El golpe fue significativo. »
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