La dramática historia del alcalde de Colchane, epicentro de la migración irregular: “Ha aumentado la violencia y la crueldad del crimen”
Javier García, alcalde de Colchane, una ciudad fronteriza con Bolivia, dice que vio palizas de la peligrosa banda criminal venezolana Tren de Aragua. “Muchos grupos vienen con pistolas o cuchillos, haciendo mucha violencia. Y eso generaba mucho miedo en la población”, dice.
-¿Cómo funcionó el mecanismo de redireccionamiento que se creó en el gobierno anterior y que permite a los migrantes en situación irregular regresar a su país de origen?
-Se anunció la renovación como mecanismo de solución a la entrada irregular de inmigrantes. Sin embargo, en la práctica, Bolivia no ha recibido y no recibe ciudadanos que no sean de su nacionalidad. Por ello, los ciudadanos venezolanos o de otras nacionalidades, que ingresan por etapas irregulares, son trasladados a la ciudad de Iquique en buses que diariamente brinda la Seremi de Salud.
-Hay una resolución del 28 de abril firmada por Luis Thayer, director de Migración del actual gobierno, que dice que los ciudadanos de este país pueden trasladarse a Bolivia, pero no de otras nacionalidades.
-Claro. Esta resolución expresa lo que siempre ha sucedido en la práctica. Aquí en la frontera de Colchane, la redirección nunca funcionó, excepto con ciudadanos bolivianos.
-El exdirector de Migración, Álvaro Bellolio, dijo que este gobierno no realizó expulsiones administrativas. ¿Es así?
– Efectivamente, no hemos vivido ningún caso de expulsiones administrativas. Lo que ha anunciado el Gobierno se refiere a las expulsiones judiciales como medida alternativa a la ejecución de penas para quienes hayan delinquido. Pero de las expulsiones administrativas no hemos visto acciones ni anuncios.
-¿Cómo describiría la reacción de la población ante los inmigrantes ilegales? ¿Hay una fractura o un conflicto social?
-Hay un temor hacia la población migrante mayoritariamente venezolana. Muchos grupos vienen con pistolas o cuchillos, ejerciendo mucha violencia. Y eso generó mucho miedo en la población. No hemos visto actos xenófobos, ni rechazo, sino miedo. Ya que el aimara se caracteriza por ser pasivo, no violento. Y sobre todo, no tiene una actitud de apoyo sino de distanciamiento hacia los migrantes de esta nacionalidad. Precisamente por hechos ocurridos, como asaltos, saqueos, cortes de ruta con amenazas a los vehículos que transitan, obligándolos a ser trasladados a Iquique u otras localidades.
-¿Ha tenido experiencias violentas con migrantes?
-Claro. En septiembre del año pasado, me mudaba de otra ciudad a Colchane y me confrontaron siete migrantes venezolanos, con piedras en las manos y pidiéndome comida, agua y llevarme a Iquique. Iba en dirección contraria, me sentí muy intimidado. Afortunadamente llegaron otros vehículos que también estacionaron y estas personas se fueron.
-¿Usted dice que hay muchos delincuentes venezolanos o narcotraficantes entrando a Chile?
-Así como entran familias con menores de edad, ancianos incluso con problemas de movilidad física, también entra gente muy violenta, con armas, con machetes para intimidar a la gente. Hemos visto esto constantemente. Recientemente, ciudadanos venezolanos fueron agredidos en la localidad de Pisiga Carpa. Ahora hay menos gente, por el frío, pero de todos modos hay como 80 o 100 al día.
– El senador de Antofagasta, Pedro Araya declaró: “hay una cantidad importante de inmigrantes que el Estado no tiene capacidad para devolver”. Vives en la región de Tarapacá. ¿Qué opinas de esta frase?
-Pues hay verdaderas ciudadelas que se han creado con más de 20.000 habitantes en el sector Alto Hospicio, generando focos de violencia, y también un problema social que no ha atendido el Estado, que es con los menores. . Hoy muchos niños no estudian, se desconoce su identidad y paradero. Los migrantes solo transitan por Colchane, dejando preocupaciones de seguridad, suciedad. Estoy de acuerdo con lo que dice el senador.
-¿Usted dice que hay ciudadelas de 20 mil personas que son migrantes?
-Por cierto. Incluso diría que más de 20 mil personas. Esto se ve en Alto Hospicio, en el sector de La Mula, Alto Molle, son grandes ocupaciones mayoritariamente gobernadas o manejadas por migrantes que incluso cobran sumas de dinero por la tierra, que son fiscales. Y no vemos ningún tipo de ley de Bienes Nacionales que lo desaloje. El Estado hace oídos sordos. Nos sorprende la falta de acción gubernamental para controlar la migración irregular. Porque las expulsiones administrativas son una herramienta que el gobierno no ha puesto en marcha hoy.
-¿Hay mafias controlando estas ciudadelas?
– Por supuesto, estas son organizaciones que gobiernan estos sectores. Hay verdaderas ciudadelas en manos de mafias.
– ¿Esperaba del presidente Boric una propuesta diferente para controlar la migración irregular?
– Un aspecto que quiero subrayar de este gobierno es la capacidad de diálogo, de escuchar a todos los sectores involucrados. Sin embargo, creo que no hay voluntad de impedir el ingreso o de controlar el ingreso irregular de migrantes. Completamente lo contrario. He visto acciones que tienden a generar cierto perdón para las personas que han ingresado al país por trámites irregulares: a través de mesas de trabajo se les encuentra fuentes de empleo, generando así un incentivo para que más personas ingresen al país por trámites no autorizados.
No he visto expulsiones administrativas efectivas, que son señales de que Chile ha entrado en cumplimiento de la ley. En este sentido, vemos una diferencia con las expulsiones del gobierno anterior. Desde entonces, el precedente ha cometido actos de expulsión, obviamente no conforme a la ley. Porque el Tribunal de Apelación anuló varias expulsiones administrativas.
– ¿Qué incentivos da el gobierno?
-Hoy, por ejemplo, se integran a las mesas de trabajo la Iglesia Católica y las ONG que buscan regularizar a las personas que han ingresado por procedimientos no autorizados. Esto anima a más inmigrantes que hoy están en Bolivia, Perú, Colombia, a querer entrar a Chile.
-En estas ciudadelas regentadas por mafias, ¿qué hace la gente, cosas relacionadas con el narcotráfico?
-Es una cuestión compleja, sobre todo la búsqueda de la seguridad personal…
-¿Tienes miedo de que le pase algo?
-Claro. Los tipos de delitos que se han dado en la región de Tarapacá son delitos que no habíamos vivido en nuestra región, en particular los secuestros y numerosos asesinatos. Las cosas se están poniendo cada vez más complejas. Por lo tanto, debo mantener mi seguridad personal y la de mi familia. Y en ese sentido, muchas personas que ingresaron irregularmente realizan trabajos que no son formales. Eso puedo decir.
– ¿Te amenazaron?
-He sido víctima de varios robos en mi domicilio y he tenido que pernoctar en diferentes lugares, precisamente por el miedo, con la inseguridad que hay en mi pueblo y en la región.
-Se ha informado que una banda de narcotraficantes venezolanos muy peligrosa ha entrado al país. ¿Tienes un archivo?
-Claro. Hemos visto en Colchane filas de grupos delictivos como el Tren de Aragua. Vi gente con machetes amenazando a vecinos cerca de la comuna. Son hechos que nos dejan en un estado de mayor vulnerabilidad. Estamos en una comuna donde no tenemos armas para defendernos, no tenemos posibilidad de pedir ayuda. Nos vemos obligados a tomar medidas como ir a pernoctar a otras zonas donde hay más seguridad o donde pernocta más gente.
Hoy en día, no existe ningún mecanismo ni tecnología para identificar quién es la persona que ingresa. El personal policial pregunta tu nombre, tu nacionalidad, tu origen, pero la persona puede mentir. No existe un mecanismo para verificar si esta persona es un delincuente o tiene antecedentes penales en su país. Esto nos deja en una situación de absoluta inseguridad.
¿Ha aumentado la violencia en frecuencia e intensidad?
-La violencia ha aumentado, así como la crueldad de cometer delitos, y esto está sucediendo en los grupos criminales nacionales para igualar a estos grupos dirigidos por extranjeros. El gobierno debería tomar este fenómeno en serio. Hay que aumentar los despidos y las expulsiones administrativas. Esto es lo que la gente espera del gobierno.