Roberto Izikson, de Cadem: «El caso de Irina Karamanos golpeó a Boric en su dimensión más relevante y simbólica»
El socio y gerente de Cadem, Roberto Izikson, comenta sobre la última encuesta, con Boric y Approval publicando su nivel más bajo de apoyo y rechazo con una ventaja de 18 puntos. El caso Karamanos, dice, representa que “no hay nada nuevo, no hay cambio” de viejas prácticas, en el contexto de un presidente que llegó a La Moneda con la bandera de una nueva generación. “La acreditación necesita un gobierno que encuentre una tendencia alcista en su capital político”, agrega.
-¿A qué atribuye que el presidente Boric tenga su índice de popularidad más bajo desde su llegada a La Moneda?
-No fue una buena semana para el gobierno. El presidente llega a La Moneda con la bandera de una nueva generación, diferente a la anterior, representante del cambio, con una lógica de poder horizontal y alejada de viejas prácticas. El caso de Irina Karamanos golpea a Gabriel Boric en su dimensión más relevante y simbólica: no hay nada nuevo, no hay cambio.
La economía, y especialmente la inflación, tampoco han ayudado. La caída del precio del cobre y la suba del dólar, dos indicadores que ayudan a los chilenos a resumir la situación económica del país, llevaron esta semana al 91% a decir que la economía está estancada o retrocediendo y al 74% a considerar que está muy mal pase tiempo para que los consumidores compren bienes y servicios, el resultado más negativo desde que Cadem comenzó a medir este indicador en marzo de 2014.
A esto se suma un clima nacional de polarización y convivencia dañada, población irascible, creciente percepción de inseguridad y violencia, sensación de escalada de la conflictividad en la Araucanía, e inmigración desbordada y descontrolada.
-¿Hasta qué punto ha influido en su opinión el caso de Irina Karamanos?
-Esta semana el presidente logra menos 25 puntos de aprobaciones netas (34%) menos desaprobaciones (59%). Este indicador, que refleja un gobierno que no ha conocido la luna de miel, también tiene en cuenta el efecto que tuvo el asunto Irina Karamanos en la imagen del mandatario, igualando así la valoración obtenida por la expresidenta Bechelet tras el asunto Caval. y la del presidente Piñera que se conocería a pocas semanas de la epidemia social.
Además, el cargo anterior de Primera Dama tuvo un rol neutral (en el caso de la expresidenta Bachelet) o positivo, en el caso de la expresidenta Piñera (Cecilia Morel obtuvo un promedio de 72% de aprobación en 2018 y 2019). ). Irina Karamanos comienza con solo un 38% de aprobación, llevando su papel a una dimensión mucho más política -contingente que simbólica- republicana.
-Algunos analistas han argumentado que no es descabellado pensar en un cambio de gabinete antes del 4 de septiembre, porque el gobierno de Boric y el despliegue de su programa están asociados a la victoria de Apruebo. ¿Qué piensas?
-Las últimas semanas han demostrado que hay una correlación muy fuerte entre quienes aprueban al presidente Boric y quienes aprueban la propuesta constitucional: son los mismos, más jóvenes, más santiagueros e identificados con la izquierda. Esta correlación, que no era necesariamente causal, se vio reforzada por la voluntad del Presidente y sus ministros de unir sus destinos: “sin nueva Constitución no hay avance en el programa”.
Una victoria de la Acreditación pasará necesariamente por un clima de país positivo (hoy el 65% piensa que vamos en la dirección equivocada), esperanza en el futuro (hoy el 61% está preocupado o asustado por el texto y el 48% es pesimista sobre el futuro frente al 31% que se mantiene optimista) y un gobierno que encuentra una tendencia alcista en su capital político.
En este contexto, el gobierno tiene pocas herramientas. Cualquier gasto presupuestario significativo, ya sea a través de un bono o un IFE, podría interpretarse como intervencionismo electoral a dos meses de las elecciones, por lo que el camino que queda es buscar una alternativa para controlar la agenda y obtener el mismo efecto que había tenido la última cuenta pública en la imagen del Presidente. Un cambio de gabinete puede ser una de esas alternativas, sobre todo dada la cantidad de errores de forma y fondo que han puesto en aprietos al presidente en más de una ocasión. Le dijeron a Estados Unidos que solo Nixon podía ir a China. Y probablemente sólo Boric podría ofrecer a Chile una política de reencuentro generacional, cosa que no hizo con su primer gabinete.
-¿Qué factores y segmentos inciden en que Aprobación cae a su nivel más bajo y Rechazo tiene su mejor desempeño, con una ventaja de 18 puntos?
-Hay dos razones principales para votar Rechazo: la desconfianza de los constituyentes (reforzada la semana pasada por el conflicto en torno a la invitación de expresidentes al acto de presentación final del texto) y el desacuerdo generalizado en torno a las propuestas (especialmente las asociadas a plurinacionalidad y restricción de libertades).
Al mismo tiempo, observamos al menos cuatro divisiones: 1) la de esperanza (33%) versus miedo/incertidumbre (61%); 2) aprobación del presidente Boric (34%) frente a su desaprobación (59%); 3) aprobar tal cual o reformar (41%) versus rechazar mantener lo actual o reformar (54%) y 4) donde los indecisos podían elegir (16%).
– ¿Hasta qué punto es factible desmantelar este escenario?
–Si bien el escenario no es propicio para el visto bueno, lo cierto es que todas las últimas elecciones en Chile se han definido en las últimas tres semanas. Dos meses en política hoy es una eternidad. La franja jugará un papel importante en ausencia de debates formales y la forma en que el gobierno llegue a las elecciones tendrá, sin duda, un efecto clave. Ambos tendrán una misión primordial: llevar esperanza.
-¿Qué amenazas ves para el rechazo?
–El rechazo puede verse afectado a medida que el gobierno comienza a recuperar parte de su capital político perdido en los últimos dos meses y amenazado por el efecto asociación. Ya sea porque los partidos de oposición o los políticos con intereses presidenciales creen que es su oportunidad de estar mejor posicionados (la «derecha» del Rechazo) y porque el empresariado considera que es el mejor momento para recuperar la confianza ciudadana perdida y defender «el modelo» (la privatización de Rechazo).
En la medida en que el Rechazo sigue siendo una opción ciudadana, de la sociedad civil, y sin controlador, sus opciones mejoran.